Monasterio Benedictinos Cuernavaca

III Domingo de Adviento - 2022

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III Domingo de Adviento - 2022

26 de Diciembre del 2022
por Benedictinos

Homilía 11 de Diciembre de 2022

Hoy el Señor Jesús explica que la forma de vivir de Juan el bautista es un signo latente de adviento. Conocer la forma peculiar con la que vive Juan nos lleva a cuestionar cómo vivimos nosotros o para quién vivimos. Los acontecimientos de Cristo requieren una preparación de nuestros pensamientos y conductas para gozar mejor del Reino. Por esta razón, debemos comprender mejor el concepto de “preparación”, por ejemplo, debemos prepararnos para la Santa Misa, para confesarnos, para hacerle el bien a los demás. La corona de adviento, el color morado que usamos ahora, los cirios y las posadas sirven para profundizar más qué es lo que celebraré en navidad. Juan el Bautista es puesto por Jesús como un ejemplo de un hombre que antes de nacer ya se había escrito sobre él, en su cercanía a Jesús tiene su importancia, tú serás importante en cuanto estés más cerca del Señor Jesús. La preparación te lleva a esa cercanía, y a vivir mejor la navidad.

Es curioso, pero en este tiempo hay ventas de artículos navideños con los que quieren darle un sentido a la vida de consumismo y con ello pretende vender felicidad; en cambio, s. Juan Bautista nos enseña a renunciar a cosas superficiales que hay en nuestros corazones para poder conseguir la felicidad de manera gratuita de parte de Dios. ¿Tú de qué tipo de felicidad querrás en esta navidad?

Había una vez una reina que había quedado viuda, muy bella y llena de riquezas. Todos los hombres que la veían la anhelaban como se anhela las cosas del mundo.  Los familiares de la Reyna le pedían casarse de nuevo. Ella no muy convencida un día pidió ir a un bosque. Estando ahí se dijo: “caminaré hasta encontrar la respuesta sobre cuál es mi verdadera felicidad”. Así, emprendió el recorrido, de repente, se encontró en medio del bosque las imágenes de sus propiedades, de sus caballos, fincas, siervos, oro, y se dio cuenta que eran poca cosa ante la belleza de los árboles, y se dijo: “ahora veo que no está en mis posesiones la felicidad”. Siguió el camino, más adelante y encontró la imagen de sus hermanos, primos, y los hombres que la pretendían, y ante las flores vio que era poca cosa y se dijo “que desgracia, el afecto que me ofrecen los demás no se compara con la belleza de esas flores”; por último, fue hacia un lago y sobre la orilla había una pequeña tortuguita que se esforzaba por beber un poquito de agua, porque ese poquito era suficiente para vivir. Entonces, la Reyna la tomó en sus manos y rozó una caricia a su pequeño caparazón. De repente, la Reina se vio en ella, visualizó esas experiencias que le habían hecho reír, y aquellos momentos de lágrimas donde recibió un abrazo sincero, fue así como la Reyna se dijo: “es esta la felicidad, cuando realmente mi corazón experimenta el amor”. Así, la Reyna salió del bosque corriendo y se dedicó a construir momentos de sonrisas y de consuelo para aquellos que sufren.

Queridos hijos e hijas en Dios Padre: El adviento es ese bosque donde debes revisar aquello que llamas felicidad, para mirar si estas equivocada o equivocado en tus criterios sobre dicha felicidad. Para que cuando salgas corriendo a la navidad construyas los verdaderos momentos de felicidad. Quizás, por ello, de los pesebres o nacimientos lo más importante es la sonrisa del bebé Jesús, de María y José, y también los llantos del bebé, porque también Jesús de niño lloró. Reía para devolverte el sentido de tu vida y lloraba para darte la oportunidad de estar en tus brazos.  Porque para el niño Jesús tú eres su felicidad.

Gloria al Padre…

Abad Hildebrando OSB

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